jueves, 28 de mayo de 2020

GONE GIRL / PERDIDA



Gone Girl, cuenta la historia de la desaparición de Amy Dunne, una mujer de los suburbios que un día desaparece en lo que aparentemente es una escena del crimen muy sospechosa, y mientras pasan las horas y siguiendo una búsqueda de pistas, te das cuenta que Nick Dunne, un hombre calculador, y desinteresado podría estar detrás de esa terrible desaparición. En el transcurso de la historia conocemos a Amy, quien a través de su diario nos cuenta su historia, su vida, como conoció a Nick, como se enamoraron y como poco a poco la monotonía de su matrimonio convirtió su vida, la de ambos en un terrible infierno. Pero hay un genial twist a mitad de película, en esta serie de acontecimientos dramáticos, los medios metiéndose en un horrible misterio las cosas cambian y descubres.

El manejo de la cámara, los métodos de enfoque y cómo captar el movimiento de cámara sutiles y bien calculados para cada personaje, buenos  planos y ángulos para darnos entender cada momento de la película. 

La iluminación de toda la película está rodada con la idea de que su estética resulte lo más natural posible, pero siempre con mucho contraste, negros profundos y un férreo control sobre las fuentes de luz, para que las sombras recaigan siempre sobre las zonas que interesan a Fincher y Cronenweth, se sirven de las ventanas para hacer que luz suave inunde las estancias, generalmente con un tono ligeramente azulado que refuerza la frialdad de la historia.

El color que se usa es un color cálido de la luz de tungsteno y añadiéndole el tono verdoso que, desde hace años, identifica a las películas del director. En estas escenas nocturnas, el operador se sirve de las lámparas integradas en el decorado o apliques para generar sus fuentes de luz, y simplemente parece que utiliza algo de luz rebotada (pero no mucha) para hacer que se perciban los rasgos de sus actores. El efecto es natural, pero con el viraje de color, a la vez es estética y atmosférica. La película cuenta con un color oscuro y frío, llena de amarillos y azules y sombras oscuras.

Las actuaciones de Ben Affleck y Rosamund Pike en el papel del matrimonio son extraordinarias. Affleck mismo es una astuta broma: suerte de héroe poco heroico. Su frustración es convincente, sin embargo, hay algo que impide tomarlo demasiado en serio. Es un hombre común enfrentado a situaciones que lo rebasan —y que pese a sus esfuerzos nunca logra estar en control de la situación.

Gone Girl es una película estadounidense de suspense psicológico de 2014 dirigida por David Fincher y escrita por Gillian Flynn, basada en su novela homónima de 2012. La cinta está protagonizada por Ben Affleck, Rosamund Pike, Neil Patrick Harris, Carrie Coon y Tyler Perry. Ambientada en Misuri, la historia comienza como un misterio que sigue los acontecimientos que rodean a Nick Dunne (Affleck), quien se convierte en el principal sospechoso de la repentina desaparición de su esposa, Amy (Pike).

En el vestuario podemos observar que utilizan vestuarios que son vestidos, camisas por parte del hombre, vestuario moderno ya que la película es del 2014, con colores fríos para dar más suspenso a lo que va pasar en el largometraje.

La música de Trent Reznor y Atticus Ross, en la pelicula fueron colocadas 24 sonidos de musicalización, un grupo de soundtrack (quienes colaboraron con Fincher primero en La red social y luego en La chica del dragón tatuado) es hipnotizante; quizás no tan memorable como en los filmes anteriormente mencionados, pero funciona perfectamente mientras uno ve la cinta.

Felizmente, las actuaciones les hacen justicia a los personajes de Flynn. Ben Affleck es excelente como el hombre que no sabe cómo expresar sus emociones, un personaje que sabemos tiene muchos conflictos y dudas sobre sí mismo y que sólo está tratando de encontrar la verdad. Se trata de una actuación algo fría, sutil, pero que funciona perfectamente en el contexto de la película, mezclando arrogancia con encanto.

La película es fría y carece de emoción, de calor, pero ese es el punto: Perdida nos mete en las vidas de dos personas que en la superficie parecen ser perfectas, felices, pero que en el fondo están trastornadas y aparentan ser algo que no son frente a otra gente. No es una película feliz ni positiva; Fincher ha elaborado una cinta que ataca las emociones sin ser demasiado emocional, que nos perturba y nos deja en shock y nos presenta con sorpresas muy bien desarrolladas y que, a diferencia de otras películas, tienen sentido y no parecen haber sido incluidas “porque sí”.

-Daniela Ocas 

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